
Restaurante Superchulo, cocina sana y original en Malasaña
Superchulo es el buen rollo y la energía positiva hechos restaurante. En una esquina icónica de Malasaña, enfrente del teatro Marquina y donde antes estaba la cervecería Molly Malone, se ubica este amplísimo comedor consagrado a hacer de la comida una experiencia feliz por dentro y por fuera. En el restaurante Superchulo, comer sano se convierte en algo divertido, a base de recetas internacionales y platos llenos de color. Con ingredientes muy caseros y poco procesados, con una carta casi vegetariana pero que da cabida a todos los paladares y cócteles artesanales hechos especialmente para tomarlos aquí. Aquí no se cuentan calorías, se cuentan colores y cada espacio es una experiencia para el estómago, el cuerpo e incluso (dicen) el alma.
Que la comida puede hacer feliz es una verdad a la que estamos consagrados todos los que escribimos y disfrutamos este blog. Superchulo además tiene la capacidad de hacernos sonreír con su vocación de convertirnos en chulísimas y Superchulos, esos nuevos chulapos y chulapas del siglo XXI que quieren cuidar su alimentación y seguir divirtiéndose sobre todas las cosas disfrutando de cada rincón de Madrid.
La Chulísima tiene un lugar consagrado en Superchulo, un mural realizado por el artista urbano Tatto Repetto (el mismo del rinoceronte de Bestia y de Naif) del que se desprende su alegría de vivir y su naturalidad. Y aunque ella diga que no es la chica del mural, la auténtica chula que inspira Superchulo es Rebeca Toribio Vidal, alma mater junto con Catalin de este espacio tan propio como compartido con su público.
La comida puede hacer feliz o desgraciado. Rebeca vino a Madrid con 15 años al Conservatorio de Danza y durante tres años, problemas emocionales sobrevenidos de esta etapa se convirtieron en desordenes alimenticios.
La anorexia y la bulimia se convirtieron en sus horrendos acompañantes durante cuatro años, en los que dejó el baile, encontró a Catalin y trabajaba de cualquier cosa. Cuando pensaba que estaba recuperada, recaía. Hasta que «la alimentación consciente» entró en su vida y Superchulo se hizo una realidad.
«Para mí, la comida era un monstruo. Todo me hacía daño. Así que empecé a investigar sobre la cocina saludable, probando cómo me iba encontrando mejor. La causa de mi enfermedad fue mi medicina. Y de repente, necesité crear un proyecto en el que explicar todo lo que había aprendido. Y así nació Superchulo, casi al azar dentro de un momento de mucha energía y creatividad», me cuenta Rebeca.
Para ella, «la alimentación más saludable es la que te hace feliz, la que te sienta bien y te hace ser más libre. Queremos ser positivos, sostenibles y cuidar el Planeta pero no por imposición, sino porque realmente es lo que nos hace felices», explica. El nombre de Superchulo «ya tiene unas connotaciones positivas muy importantes, la gente entra con las expectativas muy altas», dice Rebeca.
De modo que se alío con los chefs Javier Medvedovsky, reconocido chef argentino especializado en comida saludable y raw food primero y con Gonzalo D’Ambrossio después, un experto en cocina tradicional que busca darle una vuelta a las preparaciones tradicionales, para crear su concepto de “comida arco iris”, llena de color.
Muchos de sus productos son orgánicos, ecológicos y responsables y, aunque no son vegetarianos estrictos, no trabajan con carne ni pescado. «No estoy en contra del consumo de carne pero no quiero colaborar con la industria cárnica. No me parece socioambientalmente correcta. El volumen de carne que tendría que trabajar no me permite contar con un productor ecológico así que, como es posible comer de otra manera, prefiero investigar por ese lado», apunta Rebeca.
La procedencia de los productos se cuida tanto como el proceso de elaboración. En Superchulo no hay químicos o alimentos procesados, ni freidora ni microondas para conservar al máximo del valor nutricional de cada alimento y potenciar los sabores de forma natural.
Pasta fresca, masas de pizza cocinadas en horno de piedra, cocina al vapor, arepas, baos de aceite de oliva, ensaladas y cremas y los originales budha bowls. Estos nuevos cuencos se componen de una «original base fría, templada o caliente para mezclar con la proteína y el acompañamiento deseado – pan artesano, focaccia, batata asada y raw crackers. Una forma divertida de comer como alternativa a los clásicos platos combinados o las ensaladas», explican. También hay ricos postres sin gluten o lactosa como bizcocho de almendras, brownie o crema de manzana asada.
Rebeca soñó con Superchulo hasta sus últimas consecuencias, hasta el punto de despertarse por la noche a dibujar los salones y las mesas, que ha diseñado ella misma. Un bosque, una cabaña en un árbol, un patio de colegio o un mercado inspiran los distintos espacios del restaurante donde se han utilizado materiales naturales, maderas sin tallar y muchas plantas.
Por la noche, la coctelería kraft de macerados propios realizada por uno de los socios de Macera anima la primera copa, como broche de una cena consciente, saludable y muy divertida. ¿Qué te parece su propuesta
Los datos. Superchulo. Calle Manuela Malasaña, 11. Horario: todos los días de 13h a 00:30h. Precio medio: 25€. Más información en su web.
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