La Duquesita, la pastelería centenaria resucita para el siglo XXI
La pastelería La Duquesita es de esos establecimientos emblemáticos en Madrid que levantan ampollas cuando hablan de cierre. Abrió en 1914 y el año pasado, tras tres generaciones de arte pastelero, la familia Santamaría decidió no continuar con el negocio. La preciosa pastelería de principios del siglo XX echó los cerrojos, con gran drama de los ciudadanos madrileños. La suerte quiso que el reconocidísimo maestro pastelero Oriol Balaguer se fijara en esta perita en dulce y decidiera hacerse cargo. De su mano, la pastelería y bombonería resucita manteniendo la tradición de sus dulces y albergando creaciones modernas, con sello Balaguer.
“Tener la oportunidad de recuperar un espacio como éste es como si te toca a lotería. Es una joya tener tres generaciones de pasteleros en mis paredes”, me cuenta Balaguer mientras señala la duquesita, la estatua de alabastro que vigila el mostrador. “Esta figura lleva 102 años colgada”, destaca. Para él, que se considera “adicto al trabajo”, es un “reto” recuperar la pastelería tradicional de la Duquesita de siempre y unirla a sus creaciones más modernas. “A mí se me conoce más por mi trabajo con Ferrá Adriá, por mis recetas más vanguardistas pero yo me he formado en la repostería clásica también y es un placer recuperar estos dulces en mi recetario”, me explica.
La Duquesita de Balaguer se basa en tres pilares gastronómicos. Por un lado, los pasteles, tartas y postres que venden mantienen ese equilibrio entre modernidad y tradición tanto en sabor como en texturas. Hay tartas de toda la vida como la de limón, el tatín de manzana, la Selva Negra o la Sacher, de chocolate y frambuesa versión Duquesita y propuestas exclusivas como el Texturas, de cuatro texturas de chocolate y un 70% de cacao; el postre Duquesita, hecho de esponjoso de yogur con frutos rojos; la tarta Tradición, de lima y gianduja o la Carlota, con un gelificado de fresa y esponjoso de vainilla.
No pueden faltar los hojaldres, los croissants, las palmeras y los pannettones. Primero porque Oriol es especialista en trabajar estas materias primas, hasta el punto que su croissant fue reconocido como El Mejor de España en 2014. Además, el propio Balaguer reconoce que tiene “clientela de toda la vida que viene a buscar las natas, las palmeras de azúcar y chocolate y los naranjines”. “Son 100 años de tradición que no se pueden perder”, dice. Ahora, hay padres que traen a sus hijos a merendar como a ellos los llevaron sus propios padres o abuelos y esa cadena emociona al pastelero.
Por cierto, cada mes sacan un croissant relleno basado en la gastronomía de un país. Yo he probado el indio (con curry y frutos secos) y el griego (queso y aceitunas negras) y son para volverse loca. En serio. Muy loca.
La tercera pata parte de la tradición pero permite a Oriol Balaguer disfrutar al máximo de lo que ofrece en La Duquesita. La pastelería se convierte además en bombonería con una nueva carta de estos pequeños dulces chocolateros, con una carta de 12 variedades que combina sabores de siempre (como vainilla, anís, naranja o violeta) con otros más exóticos y atrevidos como el yuzu, maracuyá, frambuesa con lichis o lima y menta. Son delicados, finos y se deshacen en la boca, dejando solo placer infinito. Pero para mí, el más divertido es el mascletá. Si tiene que llevar petardos, que sean petazetas.
Lo bueno, además, es que no tienes por qué comprarlo todo para llevar. El precioso espacio ha sido remodelado por el estudio Madrid in Love, mezclando, de nuevo, tradición y modernidad. Se han mantenido y restaurado los espejos, las maderas, los mostradores y las vitrinas originales así como la gran lámpara central. El suelo ha cambiado a un diminuto dibujo geométrico en blanco y negro, que hace juego con la barra y mesas en mármol negro. Un rincón idóneo para disfrutar de ese café tranquilo que todos deseamos con un dulce.
Lo que no puedo adivinar es por cual os vais a decantar porque yo me los comería TODOS. La elección más difícil del mundo.
Los datos. La Duquesita. Calle Fernando VI, 2. 913080231. Horario: de lunes a viernes de 8:30 a 20:30. Sábados de 9:30 a 20:30. Domingos y festivos de 10:00 a 20:30. Más información en su web.
Mere Romero
11/11/2020 at 21:38Yo conocí bien La Duquesita. Trabajé allí en el año 1963. Aún vivía D. Romualdo Santamaría, aunque ya estaba jubilado. Su hijos llevaban el negocio, Luis Santamaría, en el obrador confeccionando sus exquisitos dulces y coordinando el trabajo de varios operarios, entre ellos su hijo Luisito, el último de la tercera generación Santamaría de pasteleros, en la tienda, atendiendo al público, Manolo Santamaría, el solterón, una gran persona a la que siempre recordaré con gran cariño. En las horas de más afluencia era ayudado por la esposa de su hermano Luis, Doña Pepita, una gran dama sevillana, elegante, culta, agradabilísima, guapa y un gran número de cualidades. Hace ya muchos años que yo no vivo en Madrid, pero siempre que recuerdo Madrid, viene a mi memoria la familia Santamaría y La Duquesita con su gran cantidad, variedad y calidad de sus productos elaborados artesanalmente, allí mismo, en los sótanos de la pastelería, en la «cueva», como solíamos llamar al taller obrador donde nacían sus exquisitos dulces. Me alegra mucho saber que La Duquesita sigue deleitando a los madrileños y visitantes. El día que vaya a Madrid, haré una visita a ese gran templo del dulce sabor. Recuerdo sus bocaditos de crema o nata, sus croissants, sus suizos…, pero especialmente, recuerdo sus deliciosos «Bartolillos a la Crema», un placer para todos los paladares, ojalá sigan haciéndolos.
Clarisa Penzini
04/03/2017 at 18:46Muy bueno tu artículo Noemí. Por casualidad conocí hoy La Duquesita y casi desmayé con la calidad de sus postres! El Pain au Chocolat es impresionante!
Noemi
05/03/2017 at 16:01Es maravillosa, cara pero lo vale. Para un delicioso capricho
Cruz
04/11/2016 at 13:18Sus bombones son espectaculares, sus croissants deliciosos… ¡estoy esperando a probar el roscón!
besos
Noemi
05/11/2016 at 15:03Pues ya nos podemos poner en lista, nena, porque te aseguro que los roscones y los panettones vuelan… Es tremendo
Confeti en los bolsillos
25/10/2016 at 09:35Es maravillosa desde su fachada. Y cuando entras quieres llevarte todo!! (Lastima que el bolsillo no esté para más que un capricho)
Un lugar indispensable para los amantes del dulce como yo.
Noemi
27/10/2016 at 09:17Es maravillosa, por dentro y por fuera. Un placer
¡¡Como tus comentarios!! Gracias preciosa