
De Rodríguez y Salas: cocina castiza, moderna y con vermú
[ESTABLECIMIENTO CERRADO] Cocina optimista y vermuts, es la frase con la que te recibe la fachada del restaurante De Rodríguez y Salas, la nueva piel del antiguo Sticker, que se ha desembarazado de lo accesorio, del postureo, para centrarse en sus pilares fundamentales. Ellos, Ismael (Rodríguez) y Emilio (Salas), son el bastión, los optimistas dueños del buen hacer en la barra y en la cocina de un sitio que no renuncia a la modernidad sin perderse. Sus recetas castizas y modernas, su selección de vermuts y su excelente servicio convierten De Rodríguez y Salas en un sitio del que no cansarse. Yo, de hecho, cuando voy, ya no opino. Escucho. Y lo recomendado no me defrauda.
De Rodríguez y Salas es, según se definen ellos, «la combinación de lo castizo y lo contemporáneo, de la cocina creativa y de siempre, de los vermuts y las tapas». De los vermuts se encarga Ismael Rodríguez, «natural de Vallecas y amante de la cocina de siempre, el vermuteo, las puestas de sol en su terraza de La Latina y la conversación de barra». Ismael pregunta, analiza, piensa y elige el vermú idóneo para cada uno, con su vaso correspondiente, cada uno distinto. Tienen referencias novedosas de España, Italia o Francia, desde el más clásico Yzaguirre hasta el modernísimo Casa Mariol o el excelente De Luna Reserva (mi favorito, tengo una botella en casa gracias a Ismael, de hecho).
Las riendas de la cocina las lleva Emilio, «del barrio de Salamanca, un chef creativo y preciso, fiel seguidor de la Modernist Cuisine y discípulo de Martín Berasategui» que ha trabajado en los fogones de los restaurantes XA o La Paloma. Emilio se esfuerza en cada plato en dar una vuelta a la cocina de siempre, innovar con un respeto máximo al producto y manteniendo unos precios contenidos.
Hay preparaciones más tradicionales como las croquetas de chipirones con alioli de pera (deliciosas, imperdibles), las tortillitas de carabineros, la dorada a la bilbaína de manzana verde (sorprendente) o el solomillo ibérico. Otras más modernas llevan la carta hacia las cerezas de foie (ricas), las ortiguillas con ajo blanco (me chiflan), el nido de huevo mollet (ñam) o el shot de salmorejo y picotas. La selección internacional está protagonizada por los torpedos de langostino, la focaccia de solomillo, el hummus o el steak tartar al estilo sirio (si, estas también me gustan). Aunque Emilio suele innovar en preparaciones fuera de carta que son también deliciosas.
Para rematar, los camareros son impecables, atentos y amables, con una profesionalidad muy alta. La decoración está muy cuidada y las paredes exhiben exposiciones que cambian cada cierto tiempo. ¡Ah! Y aunque a mí no me aplica, es un sitio en el que los perros y las bicis son bienvenidos.
A mi me gustan Ismael y Emilio. Me resultan sinceros. Emilio me cuenta que su amistad y su asociación culinaria se cimenta precisamente «en lo distintos que somos, en lo que nos complementamos y en lo que aporta cada uno». Suena como muy profundo pero yo estoy convencida de que se deben reír un rato en este restaurante, me lo dice el buen ambiente y en la media sonrisa que siempre luce todo el equipo. Deshacerse de los artificios y potenciar sus personalidades por encima de lo demás les ha dado, para mi gusto, autenticidad. Y para muestra de que me gusta, creo que se lo he recomendado al menos una vez a todos mis amigos. Y nunca me han dejado en mal lugar.
¿Conocéis algún sitio en el que les mate el postureo?
Los datos: De Rodríguez y Salas. Calle Prado, 15. Teléfono de reservas: 914290351. Precio medio: 25€.
Horario: abierto ininterrumpidamente de miércoles a domingo de 11 a 1 de la mañana aunque la cocina está a pleno rendimiento de 13 a 16 y de 19 a 23:30. Tienen wifi.
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01/10/2014 at 09:03[…] Rodriguez y Salas: cocina optimista y vermús, uno de los puntos fuertes de este restaurante infalible del Barrio de las Letras es su buena carta de vermús y la pericia de Ismael Rodríguez para prepararlos. Tienen Nordesía, […]