Coté Café: café de especialidad al otro lado del espejo
Coté Café es un rincón escondido, una cafetería acogedora de trato cercano en la que descubrir un café de especialidad, dejarse llevar por los dulces veganos, charlar sobre literatura o hacer amigos al suave ritmo de una bossa nova. Sabes cómo entras pero no cómo sales, probablemente más feliz o asombrado. Es una parada obligatoria en la zona más agitada de Gaztambide, en Chamberí.
Coté Café es un espacio abierto en el que abrir un poco la perspectiva de las cosas. Llegas desde la calle aunque atraviesas una frutería ecológica tras los pasos de un conejo blanco. Trepas unas escaleras y te encuentras con César y Laura, que te reciben con una sonrisa. Él es barista y poeta. Ella hace los dulces y ensaladas más sanos del barrio, es filóloga y descubre tu signo del zodíaco solo con mirarte a los ojos.
Las buenas cafeterías las hacen las personas. Las que te preparan un Ecuador con aroma a chocolate y naranja, o las que te endulzan el día un delicioso bizcocho. Pero también los comensales que entran y salen como de una merienda de locos, y se vienen y van con nombre propio, como el que pasa a visitar a un amigo.
Coté Café: más que una experiencia
Algunos se sientan en las escaleras a disfrutar de un café en las tazas que los alumnos de la Escuela de Cerámica de Moncloa han fabricado para la cafetería, otros se acomodan en el banco de la calle para ver correr el tiempo, y los hay que dejan un relato cafetero en un pequeño cubo metálico… El verbo que define la experiencia es cotear.
“Siempre quisimos tener nuestro propio proyecto, pero tenía que ser un sitio especial, donde la gente tuviera una experiencia diferente”, cuenta César mientras comienza un ritual extraordinario, como de hechicero, para preparar un café de filtro. Está todo medido y planeado y, mientras él conjura, Laura llama nuestra atención: “¿Qué queréis comer? Es todo casero, ecológico y vegano”.
Por el barrio circula el rumor de que el bizcocho de plátano de Coté Café es de lo mejorcito. Lo probamos y aprobamos. También catamos los demás. Pero, además del café, queremos un batido de fresas y plátano, con leche de almendra, es día de calor. Laura sonríe, baja las escaleras y desaparece en la frutería en busca de los ingredientes. No pueden ser más frescos.
“Nuestra carta de cafés de especialidad está en constante rotación, nos gusta que probéis muchas variedades”, confiesa César, que se abastece de tostadores locales como Randall o La llama. Con tono confidencial nos susurra que, entre sus planes, además de un café tonic, está la elaboración de cócteles, bebidas frías y otras sorpresas para los rigores del verano madrileño. Estaremos atentos.
Entre las cosas que puedes hacer en Coté Café, además de disfrutar de un desayuno ecológico, es coger un libro de la estantería y dejar que amplíe tus horizontes lectores. O preguntarle a César, que estará encantado de encontrar contigo una lectura nueva o sorprendente. También puedes echarle un vistazo al panel de la casa, que lo pintó una artista extranjera que salió encantada de su experiencia cotera. O estar atento a su agenda de eventos. A veces, convierten la frutería de la planta baja en una sala de exposiciones y danza. Tal cual.
En este rincón extraordinario vienes por el café de especialidad, que está de maravilla, y te quedas por todo lo demás. Por cotear un rato. Hazte un favor, sigue al conejo blanco y descubre esta cafetería. Déjanos un comentario cuando vuelvas del otro lado.
Los datos. Coté Café. Fernández de los Ríos, 95. Lunes a viernes de 8:00 a 19:00 horas. Sábados de 9:30 a 16:00 horas.
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